domingo, 18 de octubre de 2009

Leyendas Canarias: Guayota




Guayota




        En todas las culturas siempre existe la imágen de un Diós y la de un Demonio. En nuestra cultura Canaria, como no, también los hay. En la isla de Achinech, Tenerife, Dios es Achamán, el Sol es Magec y el Demonio se le denomina Guayota.

        La siguiente leyenda narra del por qué existe el mal. Como no es posible reprentar esos personajes he recurrido a imágenes representativas conseguidas en Internet.

      Cuenta la leyenda que, cuando el aire se vuelve espeso, turbio y caluroso, cuando las nubes se vuelven negras, cuando las aguas del mar se vuelven locas con mucho oleaje, cuando los animales estan inquietos y cuando hasta la coruja, que suele volar de noche, vuela de día todo ello presagia que Guayota esta próximo.



      Un día apareció Guayota e hizo prisionero a Magec, dejando el cielo a oscuras.



       Los guanches, temerosos por la oscuridad y las tormentas, suplicaron a Achamán para que viniese y liberase a Magéc, quien traería nuevamente la luz y la vida. 



Suplicaron a Achamán para que, con su poder, los librase de todo daño.




      Achamán atendió las súplicas y acudió dispuesto a defenderlos.


      Guayota, con Magec prisionero, se ocultó dentro de Echeyde, la Gran Montaña Blanca (El Teide).


      Achamán sabía dónde se había ocultado y fue allí a buscarle. Cuando llegó, llamó a Guayota con voz muy fuerte y alta. El suelo se abrió en truenos, estampidos y temblores que sacudían las islas más lejanas. Achamán entró en la Gran Montaña y comenzó el combate.


      Por el cráter del Echeyde, Guayota arrojaba humos, grandes piedras ardiendo, vómitos de lava, azufres y escorias con los que intentaba vencer a Achamán. Aire y cielo se llenó de nubes negras y piedras ardiendo volando en todas direcciones que horrorizaban a los asustadizos guanches.



      Guayota continuaba vomitando fuego hasta que Achamán, al fín, logró vencerle. 



        Como castigo a su maldad lo encerró, para siempre, en las entrañas de Echeyde. Tomó a Magéc en brazos y lo elevó al cielo para que siguiera iluminando la tierra.
      Enseguida el día volvió a ser día, las aguas del mar se amansaron y las nubes negras se alejaron.
      Guayota, encerrado en las entrañas de Echeyde, aún respira  y de vez en cuando se le oye moverse bajo tierra por ese motivo nuestros antepasados, cuando subían a pastorear sus rebaños a la zona del Teide, solían dejar ofrendas para que Guayota no les hicera daño. Muchas vasijas y utensilios guanches se han encontrado por esa zona.



      Pues aquí estoy yo, en las faldas del Echeyde. Guayota se supone que esta encerrado aquí debajo, pero yo no lo oigo ¿estará durmiendo?


      Bueno, espero que les haya gustado esta nueva leyenda Canaria. Nos vemos en la próxima.


       Esta leyenda, tan bonita, se la dedico a mi buena amiga del colegio Adriana.






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